La noche abre mi pecho cruelmente desoxigenada
agua gélida en el cuello de los días
no puedo perdonarte.
Vendrás naciéndote para mis últimas muecas perezosas y vandálicas
con tu cuerpo actual oscuro de tormento
me perderé en un abrazo acuoso, podrás poner empeño en las nuevas formas del dolor
crear esos chocolates viajeros de la nieve con espátula de lágrimas.
Sólo veo cuevas de árboles
algunas imágenes de piel en la distancia
el año que se resiste a los alfabetos impuros
arterias en la calle, graciosos alfileres desnudos y aquella ventana nocturna
con una remera con alas dónde comí ciertos crocantes restos de cena amarga
y fui paseante infeliz de las encías borrachas.
Si hubiera sabido la muchedumbre del agua enrroscandose en el pequeño cuerpo
su llanto desprendido
ella que se ríe hecha de sí, parida por toda la completud de mi alma.
Me siento como en un banquete, pordio sera maquiavélica
llevando una centella con una cabeza asesinada
dejándola caer sobre la mesa, manzana de azúcar destrozada
Esa mujer con crines cercada por felinos del demonio
esa mujer que ríe distraída sobre una espuma de fábulas.
Esa mujer que mata
de Laura Inés Martinez Coronel
Pois que não quero proteger-te
Meu calor e meus líquídos são para perder-te
num clamor de bálsamo benfasejo e cruel
Exigente como u´a mãe ávida de vida jovem
Quero sufocar teus músculos e tuas atérias
quero lubrificar teus pelos
quero enlouquer-te torturar teus sentidos
que maldigas o amor!
Vem com teus ângulos agudos
tua suntuosa face de pirata
tuas mãos sábias e dominadoras
teus carinhos "muchachos".
Entrego-me
Para te envolver
Te perder
Te enlouquecer.
de Luiz Fernando Gaffrée Thompson
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