En mis puños ocurre el estallido
ella está aún en la puerta señalándome
en mis piernas se confunde un nombre
estoy aún con tus caminos huyendo
mi padre ya no enciende los números
mi madre me señala urnas de acrílico
llevo ataúdes en la espalda
la voz quejosa lastimero grifo oxidado
perros dormidos en el patio oscuro
este sol es distinto
abril es el mes en que nací entre las naranjas de una sobrevivencia inevitable
mi padre me puso el nombre de su maestra
una que no lo humillaba
mi madre lloraba sobre mis párpados cerrados
ella no veía mis ojos, temía una ceguera terrible
el otoño es el puñado de sal que abría mis libros
debajo del parral maravilloso de la infancia
todas las calles están iluminadas luego abrá un día en la boca de la madera
un reptil callado breve como la mano que nunca tocó mi vientre
hoy sufro con ese dolor voraz que come lluvia de semanas enteras
mis hijas rien y mando cerrar puertas
aun quedan algunas flores de diciembre en el árbol herido del patio
la confidencia deshabitada de los trenes
tú que no vendrías nunca y el claro fondo de la madrugada
"prometo darte una respuesta hoy"
"mañana no tendré respuestas"
"sabes como se llama el espectro que se dibuja a similitud de mi osamenta insomne?"
no
yo tomaba bebidas escondida sobre la silla de madera imita mimbre
larga vigilia en ámbitos discontínuos
alguien me vió subir pesadamente la escalera
dijo
"algo le pasa, algo"
encendían luces rojas y el agua se derramaba empapándome
yo leía
leía
no sé mucho sobre insectos
salí mientras anochecía
me dormí
en cualquier parte
estamos en abril
yo nacía hace años
me abandono a celebrarte
corazón olvidado de la esperanza
ella aún me señala
yo de pie en la puerta
un cometa aterrador
sangre asimétrica
memoria perdona que no olvide
era veintiuno de marzo y mi cuello distante
está bien, armo la maleta
y parto.
Laura Inés Martínez Coronel
O manancial do decorrer dos dias de das noites
a enchurrada de vermes luminosos que iluminam o meu ser
as entranhas que geram germes de luz, como saltimbancos feridos
Condoído como a Terra em transe, abro a boca e alfinetes dourados desprendem-se
pois são obras rútilas de meu ser sempre tão profícuo em imagens delirantes
em palavras obcecantes.
Luiz Fernando Gaffrée Thompson
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