Oh, não chore, meu poeta de mel, pois as aranhas são fraternas
Os caranguejos rubros de paixão e o metal das latas rutilam comp estrelas
Vê, princesa, que é do lodo que vem o adobe que faz as plantas surgirem
é do sangue de suas regras que se alimentam teus filhos.
Coragem, poetisa, abelha e mãe para continuar tua obra de criadora carnal e intelectual.
de Luiz Fernando Gaffrée Thompson
La niña sentia
el hombre que golpeara mis sienes en la tarde
los pájaros que frotaran la piedra para encender el oro
mientras llovía la melancólica acidez del sueño
llovía la sepultura cabizbaja de los dioses sin médula
exterminio de pulsaciones, llagas, la piel azul licenciosa
en el metal infinito los tiranos
la mujer descendía lentamente la primavera
los ojos de la nuez brillante
la fiesta que atardece el absorto planeta muerto
toda la noche en la boca con graves estertores
el pan húmedo en los delgados navíos
oculto en las paredes está el fuego
los gritos infames de los puñales
la cólera desgarrante de las palmeras heladas
y giran en la sombra los esqueletos ahogados
la música expone las venas de mis ojos
el viento dice voces aullidos cataclismos ferocidad silencio
han encendido la casa de los que entienden el mundo
descienden las manos de la ropa
el cereal, el chocolate agudo, los callejones con la miel irrepetible
la hora extravagante del grito y su milagro en la comida desnacida
estoy sola
dicen que por mi frente escapan animales , insectos oscuros, aves de vidrio
el larvario mortal caballo irónico
es en este momento que amarte me aleja de los paredones para verte
eres el punto cardinal, la consistencia
desnuda desintegrándome entre arenas movedizas
el sueño violento de una aldea olvidada
tiene ancianos contando peces, apilando arañas, cangrejos, abedules
hoy fui al entierro de la boca del sol y era un vientre que paría
mi corazón destruído sin siquiera moverse malamente para verle
de Laura Inés Martínez Coronel.
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